Un mes después de que un devastador incendio provocara varias explosiones masivas, Philadelphia Energy Solutions (PES) ha presentado en el Tribunal de Quiebras de Estados Unidos la protección por bancarrota. Es la segunda vez que esta compañía, de 150 años de antigüedad, solicita la protección por quiebra en un año y medio. Antes del incendio, […]
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| 24 jul 2019
Un mes después de que un devastador incendio provocara varias explosiones masivas, Philadelphia Energy Solutions (PES) ha presentado en el Tribunal de Quiebras de Estados Unidos la protección por bancarrota. Es la segunda vez que esta compañía, de 150 años de antigüedad, solicita la protección por quiebra en un año y medio.
Antes del incendio, Philadelphia Energy Solutions (PES) operaba dos refinerías en la región de Filadelfia que representaban alrededor del 28% del suministro de gasolina del noreste del país. Las instalaciones producían alrededor de 335.000 barriles por día de gasolina y otros productos como diésel o combustible para aviones.
Aunque el fuego estuvo activo durante dos días, según la empresa “causó solo unas pocas lesiones menores”, “pero fue catastrófico para el negocio”, continuaron. “La explosión causó daños sustanciales a la propiedad que forzaron el cierre de parte de la instalación y dañaron la liquidez”, informaron desde PES en un comunicado. En consecuencia Philadelphia Energy Solutions ha despedido a 150 personas de una plantilla total de 1.000 trabajadores. “La decisión de la bancarrota no afecta el estado laboral de los trabajadores restantes de la compañía”, agregó un portavoz de la empresa.
El CEO de PES Energy, Mark Smith, se mostraba positivo al decir que la presentación y financiación de la quiebra “posiciona mejor a la compañía para una reorganización exitosa, la construcción de nuestra infraestructura dañada y el reinicio de nuestras operaciones de refinación”.
SEGUNDA BANCARROTA EN AÑO Y MEDIO
El grave daño sufrido por el incendio no es el mayor de los problemas de la compañía. PES Energy sufre una difícil situación financiera desde hace tiempo. Previamente, en enero de 2018, también se declaró en bancarrota culpando a los “costos cada vez más altos” para cumplir con el estándar de combustible renovable de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA), y reducir la contaminación de las refinerías. En ese momento, la compañía de responsabilidad limitada, le debía al gobierno local y estatal más de 3.000 millones de dólares. Llegó a salir de la quiebra después de reestructurar con éxito 635 millones de deuda y la refinería alcanzó, tras una reestructuración, unos ingresos de 149 millones de dólares.
Pero el negocio ha seguido teniendo dificultades económicas desde que salió de la bancarrota. PES Energy consumió casi la mitad de su efectivo a finales de marzo de 2019 lo que, entre otras cosas, le obligó a suspender los bonos para empleados.
Hace unos días PES Energy comunicó que había alcanzado un acuerdo con prestamistas por valor de 100 millones de dólares para financiamiento que está destinado a respaldar las operaciones existentes, mantener la seguridad de las instalaciones afectadas por el fuego y completar el proceso de quiebra. Además, ha comenzado con la venta de activos (reservas de petróleo y algunos equipos) y sus planes para vender la refinería continúan aunque ahora, tras el incendio, ven más difícil encontrar un comprador dispuesto a reiniciar la planta.
Los trabajadores y los gobiernos local y estatal se muestran preocupados por cómo pueda afectar a la región un cierre definitivo de la que, hasta la fecha, ha sido la refinería más grande de la Costa Este de Estados Unidos.