A falta de que el Congreso de los Diputados dé su visto bueno, Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, se apuntó en los últimos días de diciembre un nuevo tanto: logró sentar en la misma mesa a empleadores y trabajadores para que firmaran un acuerdo duradero. Las modificaciones que se han introducido no […]
NacionalDirigentes Digital
| 04 ene 2022
A falta de que el Congreso de los Diputados dé su visto bueno, Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, se apuntó en los últimos días de diciembre un nuevo tanto: logró sentar en la misma mesa a empleadores y trabajadores para que firmaran un acuerdo duradero. Las modificaciones que se han introducido no son lo mismo que derogar la reforma laboral, pero proporcionan un respiro al Gobierno, que ha encontrado en el Diálogo Social una vía de escape frente al turbio ambiente que asola el Parlamento.
Tras casi un año de negociaciones, una de las reformas más importantes de la legislatura ya está encarrilada. A ello, el departamento de Díaz puede anotarse otra diana: el vertiginoso descenso del desempleo y el aumento de las afiliaciones. En los últimos diez meses, el número de personas sin empleo se ha reducido en 902.884 personas, mientras que el número de afiliados roza los veinte millones.
Se podría pensar que el Ministerio de Trabajo iba a ponerse a disfrutar de estos dos logros durante un tiempo. Nada más lejos de la realidad. Díaz ya prepara su siguiente objetivo, que no es otro que la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Su segundo al mando, Joaquín Pérez Rey, incidió este martes en que “todo hace augurar que debe ser un buen año”. El secretario de Estado dejó caer de ese modo que la patronal, el principal freno que se encontrará, no tendrá motivos para oponerse a una nueva subida, en tanto que el empleo goza de buena salud.
Hay que tener en cuenta que la negociación tripartita entre patronal, Gobierno y sindicatos ha sido intensa durante los últimos meses. A la ya mencionada reforma laboral, cuyas negociaciones se iniciaron en marzo, hay que añadir la negociación de la prórroga de los ERTE, así como la del propio SMI que, sin embargo, no consiguió cerrar un acuerdo el pasado mes de septiembre. Cabe destacar que el SMI ha sido el único punto donde no se han encontrado las tres partes, si bien la reforma del sistema de pensiones también ha enfadado a la patronal, aunque en este caso la negociación la comandó el Ministerio de Seguridad Social.
El caso es que Pérez Rey dejó claro que los datos de empleo y afiliación van a “permitir retomar la subida del salario mínimo a la mayor brevedad posible”. Así, la vuelta a las negociaciones se espera para después de los días festivos. La última subida llevó el SMI a 965 euros desde los 950 anteriores, mientras que dicha cantidad se ha prorrogado para este 2022, hasta que se obtenga una nueva cifra.
“Es el compromiso que tenemos”, recuerda Pérez Rey. El mandato legal es que se revise cada año y la mesa de expertos concluyó que debía ir aumentando hasta alcanzar el 60% del salario medio antes de 2023. La comisión asesora dejó abierta la puerta a que se pueda interpretar a qué cantidad corresponde la fórmula 60% del salario medio. En su rango más alto, debería aspirar a alcanzar los 1.050 euros, mientras que en el rango más bajo se quedaría en 1.011 euros.
Esa diferencia debería ser suficiente para que se pueda conseguir un acuerdo, teniendo en cuenta que quedan aún dos subidas y que existe cierto margen para negociar. En principio, no se entendería que el Gobierno y los sindicatos pidieran más de lo que indica la mesa de expertos. No obstante, lo que ocurrió en septiembre da un aviso a la patronal sobre lo que puede ocurrir: si no se aviene a un pacto, el Gobierno decretará la subida por su cuenta de todos modos.
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