En 2012, Mario Draghi se propuso “preservar el euro” a cualquier precio. Desde entonces, su política para mantener viva la moneda única ha podido calificarse como “heterodoxa”, si bien la expansión económica fue más rápida y sólida desde que ocupó la presidencia del Banco Central Europeo. No obstante, los beneficios que ha disfrutado la actividad […]
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| 11 jun 2019
En 2012, Mario Draghi se propuso “preservar el euro” a cualquier precio. Desde entonces, su política para mantener viva la moneda única ha podido calificarse como “heterodoxa”, si bien la expansión económica fue más rápida y sólida desde que ocupó la presidencia del Banco Central Europeo.
No obstante, los beneficios que ha disfrutado la actividad económica han revertido en una penalización para los bancos de la zona euro. Desde que se aplican los tipos de interés negativos a los depósitos bancarios en 2014, los bancos han pagado 21.400 millones de euros al BCE.
En concreto, en el último año la cifra ascendió a 7.500 millones de euros, tal y como recoge el estudio “Tasas negativas y ganancia bancaria”, realizado por la fintech alemana Deposit Solutions. En el caso de los bancos españoles, la cifra asciende a 416 millones de euros solo en 2018, y a 764 millones en los últimos tres años.
A pesar de esos datos, no son los bancos españoles los que se han visto más perjudicados por los tipos de interés negativos. Principalmente son los bancos alemanes quienes han pagado una cuarta parte de la factura al BCE: 5.700 millones en el periodo 2016-2018 (el 26,4%).
Por detrás de los bancos alemanes se encuentran los franceses, que han adeudado al BCE 4.100 millones de euros, mientras que los neerlandeses superaron los 2.500 millones de euros. Eso significa que entre los bancos alemanes, franceses y neerlandeses pagaron siete de cada diez euros de los que recibió el organismo dirigido por Mario Draghi.
En lo que respecta a los beneficios, el pago de intereses por parte de los bancos de la zona euro ha hecho que dejen de ganar, de media, un 4,3%. Durante 2018, los bancos finlandeses, chipriotas y alemanes fueron los que más pérdidas se anotaron. En el caso de los bancos de Finlandia, los intereses negativos restaron un 14,1% a los beneficios, mientras que en los casos de Chipre y Alemania, el porcentaje alcanzó el 13,9%, y el 9,1%, respectivamente.
En cuanto a España, las entidades financieras se encuentran entre las que menos dinero perdieron. De hecho, tan solo los bancos eslovacos (-0,6%) se vieron menos afectados que los españoles. Así, el exceso de liquidez de las entidades españolas en las arcas del BCE repercutió en la reducción de un 1,3% de sus beneficios en 2018.