Con un mensaje de unidad y conciliación, el presidente electo Joe Biden se ha comprometido a reafirmar el papel de liderazgo de Estados Unidos en el escenario mundial a través de una serie de acciones ejecutivas que buscarían devolver rápidamente al país al estado en el que se encontraba el gobierno de la administración del expresidente Barack Obama hace cuatro años. Se desharían así muchas de las acciones de política exterior del presidente saliente Donald Trump.

Joe Biden ha dicho que su primer objetivo será poner en marcha un plan de acción para derrotar a la COVID-19. Y este lunes nombrará a un grupo de trabajo de 12 personas sobre el coronavirus dirigido por el ex cirujano general Vivek Murthy y el ex comisionado de la Administración de Alimentos y Medicamentos, David Kessler, según ha dicho su asesora de campaña, Symone Sanders. Más de 237.000 estadounidenses han muerto de COVID-19 y los casos de coronavirus se han disparado a cifras récord en los últimos días. Además está previsto que Biden en breve hable con el mayor experto en enfermedades infecciosas del país, el Doctor Anthony Fauci.

En palabras de Symone Sanders al canal CNN, el presidente electo “va a cumplir las promesas” hechas durante la campaña electoral. Y va a empezar a trabajar en ello “de inmediato”, según la subdirectora de campaña de Biden, Kate Bedingfield, a la cadena NBC.

Entre sus promesas se encuentran volver a unirse al acuerdo climático de París de las Naciones Unidas, un acuerdo internacional para combatir el cambio climático del que Trump sacó a Estados Unidos en 2017. También ha dicho que se reincorporaría a la Organización Mundial de la Salud, de la que Trump decidió retirarse este año.

Biden también ha dicho que derogará la prohibición de Donald Trump de viajar desde algunos países de mayoría musulmana y restablecerá el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, que permite a los “soñadores”, inmigrantes indocumentados que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños, permanecer en el país.

En materia económica Joe Biden durante la campaña ha enfatizando la necesidad de tener una economía más equitativa. El presidente número 46 del país ha hablado de recortar los impuestos corporativos de Trump (que pasarían del 21% al 28 %) y de aumentar los impuestos a los hogares con altos ingresos (los que ganen más de 400.000 dólares al año) para destinar ese dinero a un mayor gasto social, especialmente en educación y atención médica, y una mayor inversión en infraestructura o medio ambiente.

El demócrata tiene también propuestas fiscales para “ayudar a traer empleos de regreso a Estados Unidos” en un momento en el que unos 10 millones de estadounidenses se han quedado sin trabajo debido a la crisis del coronavirus y además se han quedado sin ayudas federales. Biden ha hablado también de un impuesto del 10% para penalizar a las empresas que trasladen trabajos al extranjero y que luego traten de vender bienes a Estados Unidos.

A pesar de todas estas propuestas, el nuevo presidente Biden podría tener dificultad para poner en marcha estas políticas y para obtener victorias legislativas ya que los republicanos han conseguido una estrecha mayoría en el Senado.

También habrá que ver cómo avanza la amenaza del republicano Donald Trump de ir a los tribunales porque, según él, ha habido fraude electoral. Trump, que ha sido el primer presidente de Estados Unidos en perder una candidatura a la reelección en 28 años, a diferencia de otros candidatos presidenciales estadounidenses derrotados en el pasado, no ha reconocido su derrota ni se ha comunicado con Biden. Los expertos legales opinan que es poco probable que los esfuerzos del republicano de continuar adelante con las luchas legales tengan éxito.