WeWork, la compañía para compartir oficinas, ha comunicado que va a despedir a 2.400 empleados en todo el mundo, en una búsqueda para reducir drásticamente los costos de la empresa y estabilizar su negocio después del fracaso por su no salida a bolsa en Wall Street y las consecuencias que ha sufrido por ello. “Como […]
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| 22 nov 2019
WeWork, la compañía para compartir oficinas, ha comunicado que va a despedir a 2.400 empleados en todo el mundo, en una búsqueda para reducir drásticamente los costos de la empresa y estabilizar su negocio después del fracaso por su no salida a bolsa en Wall Street y las consecuencias que ha sufrido por ello.
“Como parte de nuestro enfoque renovado en el negocio principal de WeWork, la compañía está haciendo los despidos necesarios para crear una organización más eficiente”, explicaba un portavoz de la empresa en un comunicado. La compañía tenía 12.500 empleados fijos a finales de junio, más otros muchos temporales. “Los 2.400 empleados recibirán una indemnización, beneficios continuos y otras formas de asistencia que les ayude en su transición profesional”, agregaron. Los despidos comenzaron hace semanas en distintas regiones de todo el mundo y acaban de iniciarse en Estados Unidos. Entre los departamentos afectados se encuentra el personal de arquitectura, que ha ayudado a seleccionar los espacios de oficina compartidos distintivos de WeWork conocidos por su diseño moderno.
Algunos empleados de WeWork, no contentos con la situación y su posible salida, ya se han unido para formar parte de la ‘WeWorkers Coalition’, que pide indemnización por despido y compensación por la pérdida de capital para los empleados despedidos.
Bajo el mando del cofundador y ex CEO de la empresa, Adam Neumann, WeWork se estaba diversificando demasiado en todo tipo de áreas (incluyendo la creación de una escuela o los edificios de apartamentos) y se estaba expandiendo a una velocidad vertiginosa sin una ruta clara hacia la rentabilidad.
Los inversores desconfiaban de sus crecientes pérdidas, su modelo de negocio y su gobierno corporativo.
El punto de inflexión fue la no salida a Bolsa el 30 de septiembre. De valer 47.000 millones de dólares en enero de 2019, WeWork ha acabado como una empresa que enfrenta una crisis de efectivo y que lucha por sobrevivir.
Las pérdidas de la compañía continúan aumentando, hasta los 1.250 millones en el tercer trimestre del año. Se están gastando rápidamente en efectivo, ya que se habían comprometido a una gran expansión en distintos sitios y ya habían firmado costosos arrendamientos a largo plazo para mudarse a muchos edificios. Aunque como parte de la reestructuración, está cerrando o vendiendo negocios periféricos.
El control final de la empresa ahora recae en el banco japonés SoftBank de inversión en tecnología y el nuevo presidente ejecutivo de WeWork, Marcelo Claure.
Softbank acordó inyectar 6.500 millones de dólares en deuda y capital en WeWork y financiar una compra de 3.000 millones de accionistas existentes. La entidad pronto poseerá alrededor del 80 por ciento de las acciones de WeWork para asegurarse de que compañía vuelva a centrarse en su negocio principal y en intentar para hacer dinero.
A los problemas de la empresa se une ahora la investigación que está llevando a cabo el fiscal general de Nueva York al ex CEO de la empresa, Adam Neumann porque podría haberse autoenriquecido aprovechándose de la empresa, comparando propiedades que luego alquiló a WeWork