Las acciones de la petrolera estatal brasileña Petrobras han reflejado el clima que vive Brasil con los recientes episodios de la escena política, económica y social, como las acusaciones a Jair Bolsonaro de cometer delitos en la pandemia, las bajas proyecciones económicas para 2022 y la pauperización de 17 millones de ciudadanos, entre otras. Subidas […]
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| 01 nov 2021
Las acciones de la petrolera estatal brasileña Petrobras han reflejado el clima que vive Brasil con los recientes episodios de la escena política, económica y social, como las acusaciones a Jair Bolsonaro de cometer delitos en la pandemia, las bajas proyecciones económicas para 2022 y la pauperización de 17 millones de ciudadanos, entre otras.
Subidas y bajadas de hasta 6% han seguido, respectivamente, a anuncios recientes sobre su privatización y declaraciones de Bolsonaro sobre intervenir en su dirección. Sobre ese telón de fondo se inscribe la presión que Hacienda volvió a ejercer la semana pasada para vender “rápido” la petrolera “antes de que no valga nada”.
Acelerar
“Si en los próximos 10 o 20 años el mundo entero migra hacia el hidrógeno y la energía nuclear abandona el combustible fósil, Petrobras va a valer cero”, dijo el ministro Paulo Guedes, que llegó al Gobierno de Bolsonaro prometiendo un amplio plan de privatizaciones que, sin embargo, no se ha concretado.
Por ello, continuó Guedes, es necesario extraer el petróleo lo más rápido posible y usar los recursos para aplicar en educación, inversiones y tecnología. Bolsonaro ya se había pronunciado varias veces en el mismo sentido y sus declaraciones más recientes, la semana pasada, tuvieron una doble repercusión.
Por un lado, la bolsa B3, la más importante de Latam, reaccionó con una apreciación de +6,13% cuando el mandatario reiteró que estaba analizando la privatización de la compañía. Pero un aumento en el precio de los combustibles llevó a Bolsonaro a advertir sobre los problemas que ello causa en el transporte y las acciones volvieron a caer.
Conflictos
Justamente, representantes de uniones de transportistas declararon una huelga nacional para este 1º de noviembre en protesta contra el encarecimiento de la gasolina, un cuadro de conflicto que Bolsonaro ha intentado desarticular de diversas maneras, inclusive insinuando que podría intervenir en “la política de precios” de la estatal.
La eventualidad de una intervención provocó una repercusión bursátil negativa, con los papeles de Petrobras cayendo de 5,90% a 6,49% en la plaza local y más de 4% en la plaza estadounidense con sus ADRs (American Depositary Receipts). Todo ello a pesar de los buenos números logrados por la compañía.
En efecto, Petrobras presentó un informe de dividendos que superó las estimaciones más positivas del mercado, con un beneficio de 4.770 millones de euros entre julio y septiembre y un pago de ganancias que llega a un dividend yield (valor de beneficios sobre el precio de la acción) de +17%.
Dolor de cabeza en el G20
Sin embargo, este fin de semana, Bolsonaro volvió a referirse a la estatal como “un problema”, según puede observarse en un video registrado durante la cumbre del G20 en Roma en que conversa con el presidente turco Recep Erdogan.
Petrobras “es un problema y hasta hace poco tiempo era una empresa de partido político”, dijo Bolsonaro, que es un caso atípico de mandatario sin afiliación a partido alguno después de que salió de la organización con la que ganó las elecciones (Partido Social Liberal) de 2018.
"Sólo me da dolor de cabeza", había dicho Bolsonaro en Brasil la semana anterior, al afirmar que Petrobras es una empresa “que hoy sólo presta servicios a los accionistas y nadie más”, razón por la que, en su opinión, debería privatizarse. Este año, el combustible aumentó un 74%, razón que impulsó la huelga de los camioneros.