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Weidmann se perfila para liderar el BCE: ¿Se cierra el grifo?

Los tipos de interés tienen una función muy importante en la economía. Son de alguna manera el premio para el ahorrador y la prima del riesgo que se cobra al que presta dinero. En los últimos 10 años, este mecanismo de la economía se ha distorsionado. Quien ahorra no gana y el riesgo de prestar […]

Internacional

Dirigentes Digital

03 jun 2019

Los tipos de interés tienen una función muy importante en la economía. Son de alguna manera el premio para el ahorrador y la prima del riesgo que se cobra al que presta dinero. En los últimos 10 años, este mecanismo de la economía se ha distorsionado. Quien ahorra no gana y el riesgo de prestar dinero ha llegado en un momento donde los tipos a veces son negativos. La consecuencia en Alemania es que los hogares y las empresas se han endeudado cada vez más porque con la economía en marcha no temían no poder devolver el dinero. Y como no invierten tanto en bolsa como otras naciones, han invertido en casas y en consumo, lo que ha reducido el paro a un mínimo histórico. Esta situación, combinada con una baja inflación y a veces hasta deflación, ayudó a muchos países a salir más rápido de la crisis de 2008. También ayudó a que Alemania bajara la deuda estatal y tuviera 10 años de crecimiento.

Pero todo es una construcción artificial, muy intervencionista y nada capitalista o liberal, que ayuda a corto plazo pero a largo plazo distorsiona todos los mecanismos del mercado. Algunos economistas como Jens Weidmann lo saben y temen que se nos puede ir todo de las manos como ya pasó en 2008. Normalmente, la “inundación” monetaria en Europa y EEUU durante los último años debería haber tenido como consecuencia una inflación alta. Que no era el caso también fue debido a que la mayoría de los países europeos usaron el dinero barato para bajar la deuda. Weidmann, de 50 años, cree que ha llegado la hora de cambiar la política. El alemán se convirtió en 2011 en el presidente más joven del Bundesbank, el banco central alemán, después de que su predecesor, Axel Weber, dimitiera en protesta por la política del BCE de compra de bonos. Ahora es el favorito para el cargo que ocupa Mario Draghi.

Alemania necesita proteger sus cajas

Weidmann se ha mantenido en la línea dura dentro del consejo de gobierno del BCE del que forman parte los gobernadores de bancos centrales de los países de la eurozona, más los miembros de su comité ejecutivo, nombrados por el Consejo Europeo. Angela Merkel acordó en febrero renovar el contrato de Weidmann para un segundo mandato de ocho años al frente del Bundesbank, lo cual le permitió seguir en la lista de candidatos para hacerse con la presidencia del BCE cuando Draghi deje ese cargo el próximo mes de octubre. El programa de compra de deuda del BCE solo beneficia a los países periféricos, entre ellos España, cree Weidmann. Aunque hay un informe del Bundesbank que demuestra que Alemania también se ha beneficiado de la política ultra expansiva del BCE por haber podido bajar su deuda estatal por debajo del 60% del PIB.

Pero ahora con un mercado inmobiliario muy calentado, un mercado bancario sufriendo por los tipos tan bajos y el inicio de muchas sacudidas en la economía tradicional alemana, los votantes de Merkel quieren un cambio de tendencia, antes de que sea demasiado tarde y esta bomba de dinero barato nos explote en los manos. El economista hispano-alemán Jürgen B. Donges, que ha trabajado con Jens Weidmann en varias ocasiones, lo describe como una persona “muy capaz” y con “muy buenas conexiones”. Donges lo ve capaz de poder aumentar la reputación del BCE como órgano independiente e internacionalmente respetado: “En materia de política monetaria tiene conocimientos excelentes”.

¿Será el BCE el nuevo Bundesbank?

Pero da igual quien será al final la persona al mando del BCE. En los últimos años, los bancos centrales se han convertido en los mayores acreedores de los estados. Con la introducción del euro, en el caso de Alemania el jefe del Bundesbank ya no está tan expuesto al público como antes. Mientras a Draghi le conoce todo el mundo, ni siquiera algunos alemanes saben quién es Jens Weidmann, porque no sale tanto en la prensa como Karl Otto Pöhl, que gobernó la entidad germana entre 1980 y 1991, o Hans Tietmeyer, que lo hizo entre 1993 y 1999. Con la introducción del euro, el Bundesbank ha perdido importancia y poder. Hay economistas como Javier Morillas, de la Universidad San Pablo CEU, que creen que para el respaldo de la economía más grande de la UE a una unión bancaria es necesario que sea un alemán quien lidere este proceso clave en la construcción europea: “A mí me gustaría que fuera gobernador”.

Weidmann es un representante de la ortodoxia

Según el editor de Frankfurter Allgemeine Zeitung Gerald Braunberger, el BCE no necesita una revolución sino un nuevo comienzo, para el cual Weidmann será el hombre ideal. El problema es que los países del Sur no ven con muy buenos ojos al alemán como nuevo gobernador debido a su postura más ortodoxa frente a la política actual del BCE. Además, se ha posicionado en contra de la expansión del fondo de rescate de la UE, que algunos líderes europeos desean convertir en un instrumento regional con atribuciones similares al FMI, lo que supondría un salto cualitativo para el fondo y para la federalización del bloque. También ha atacado los intentos de completar la unión bancaria con el fondo de garantía de depósitos, alegando que muchas entidades europeas, entre ellos también las alemanas, tienen importantes cantidades de deuda soberana en sus activos.

Subyace en el fondo de su narrativa la posición clásica de la mayoría de grandes economistas alemanes, una filosofía denominada ordoliberalismo, en la que se establece una estricta serie de normas para que pueda funcionar un liberalismo domesticado. Estas tesis incluyen la aversión a la inflación y a las deudas. No en vano, el término en alemán para “deuda” es “Schuld”, lo que significa también “culpa”. Para Miguel Otero, analista económico del Real Instituto Elcano, Weidmann no es la solución ideal en un momento de crisis: “El representa una Alemania que implícitamente no se fía de sus socios en materia monetaria. Igual que hay un gran consenso que se deberían construir estatuas de Draghi en las plazas de España (o por lo menos hacerle un homenaje como se merece cuando se retire), se teme la llegada de Weidmann. Dicho esto, también se reconoce que últimamente está suavizando su discurso y que como presidente del BCE no va a ser igual que como presidente del Bundesbank”.

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