El parón económico que está suponiendo el coronavirus ha cogido a la economía europea despertándose de la larga pesadilla que se inició en 2008. Algunos países en Europa incluso se encontraban al final del ciclo expansivo y temiendo una nueva recesión que, ahora sí, llega en todo el continente La mayor parte de los Gobiernos […]
BancaDirigentes Digital
| 19 mar 2020
El parón económico que está suponiendo el coronavirus ha cogido a la economía europea despertándose de la larga pesadilla que se inició en 2008. Algunos países en Europa incluso se encontraban al final del ciclo expansivo y temiendo una nueva recesión que, ahora sí, llega en todo el continente
La mayor parte de los Gobiernos han anunciado ambiciosas inyecciones fiscales para mantener la economía a flote, en particular las empresas, que se verán obligadas a deternerse en seco y a prescindir de sus trabajadores. El pero llega al observar el elevado endeudamiento de las economías europeas y que, a la larga, puede suponer una nueva crisis de deuda que eleve las distintas primas de riesgo y dificulte la reconstrucción de la actividad empresarial.
En conjunto, los países de la Unión Europea deben el 80,6% de su producción anual, según los datos de la Comisión Europea, mientras que en la zona euro el pasivo asciende al 86,4%. De ese modo, ninguno de los principales países de la Unión se libra: ni Alemania, (59,2%), ni Francia (98,9%), ni España (96,7), y en casos como en los de Italia (136,2%) o Grecia (175,2%) la situación es aúnpeor.
Desde el Consejo General de Economistas (CGE) se exhorta a la Unión Europea a actuar de manera homogénea en esta crisis, pero la diversidad de circunstancias de cada país está provocando actuaciones a discreción. “Ha llegado el momento de hacer más Europa y hacer una política fiscal y financiera común, porque si no, la recuperación económica será mucho más lenta y dolorosa” ha señalado Valentín Pich, presidente del CGE.
Por su parte, la experta en política económica y profesora de la Universidad de Zaragoza, Sara Barcenilla, critica que los estados no se han preparado lo suficiente. “No se hizo, pero no es tiempo para lamentaciones”, puntualiza. Por otro lado, las circunstancias acutales hacen “inevitable posponer el cumplimiento de los objetivos” de deuda y déficit.
Explica de la siguiente forma lo que puede suceder con la deuda: “Mayores primas suponen mayores costes financieros que conducen a un mayor déficit el cual deberá financiarse con mayor deuda lo que en un entorno de débil crecimiento económico eleva la ratio deuda pública/PIB incrementando la incertidumbre y elevando de nuevo las primas”.
En lo que respecta a la política monetaria, que con la nueva dirección de Christine Lagarde del BCE parecía tomar un nuevo rumbo, vuelve a situarse como la herramienta más ágil en la crisis. El pasado 12 de marzo Lagarde anunció estímulos que los mercados acogieron con escepticismo, lo que la ha obligado a actuar de nuevo, con un anuncio que se produjo cerca de la medianoche en el continente europeo.
Barcenilla califica la penúltima intervención de la presidenta del BCE como un “error garrafal”, ya que “era imprescindible garantizar el respaldo del BCE ante el previsible incremento de las primas de riesgo en los países periféricos”, que se ha concretado en una inyección de 750.000 millones de euros. “Quiero pensar que será suficiente”, avanza la experta.
Por el contrario, al igual que concluían varios de los principales bancos españoles, Barcenilla duda de la capacidad de la política monetaria cuando se ha llevado una dirección tan heterodoxa como la actual. “Ha habido medidas muy ambiciosas que apenas tuvieron impacto”, reflexiona la experta. Lo que sí ha ocurrido es que “cuando se intentan revertir las medidas, el mercado se asusta“, lo que hace dudar a la experta de que se puedan retirar estos estímulos que en un comienzo se concibieron como extraordinarios.