La repercusión económica provocada por la guerra entre Rusia y Ucrania no se ha hecho esperar. Ni la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, intentó ocultar la situación que se está viviendo a nivel global en su última comparecencia, ni mucho menos, los expertos analistas. La previsión del PIB trimestral, no apunta a grandes resultados, […]
InternacionalDirigentes Digital
| 08 mar 2022
La repercusión económica provocada por la guerra entre Rusia y Ucrania no se ha hecho esperar. Ni la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, intentó ocultar la situación que se está viviendo a nivel global en su última comparecencia, ni mucho menos, los expertos analistas. La previsión del PIB trimestral, no apunta a grandes resultados, pero tampoco la estimación de recuperación impulsada por los fondos europeos Next Generation.
A pesar de que España, Rusia y Ucrania no cuentan con una estrecha relación mercantil y tampoco energética, es inevitable escapar de la repercusión que la situación actual en el este europeo está generando. La creciente subida de la energía a través del gas o el petróleo, además del encarecimiento de cereales como el trigo o el maíz, es tan solo una muestra de la inflación a la que el país está sometido.
El gas está provocando máximos históricos en el precio de la luz, estando diez veces por encima de hace tan solo un año. Desde la década de los 80 no se estaba pagando semejante precio por el barril del petróleo, habiendo aumentado en lo que va de año el 40%.
No importa que el porcentaje de relaciones comerciales entre los dos principales países en guerra y España apenas alcance el 2%. La subida en el precio de la energía ejerce un efecto dominó que se extiende a toda la economía, comenzando por las materias primas como el gas, el petróleo y los cereales.
Ello supone la absorción de fondos provenientes de Bruselas, como los Next Generation. Un soplo de esperanza para la economía española tras la crisis provocada por la pandemia y a través de la cual, el FMI estimaba para nuestro país nuestro país un crecimiento del 5,8% para este 2022. Sin embargo, no solo las previsiones económicas se han visto truncadas, sino que se estima que la guerra en Ucrania esté suponiendo una media de 23.000 millones de euros provenientes de las ayudas europeas.
Teniendo en cuenta que el precio de la energía supone el principal motivo para la inflación, y que el constante encarecimiento de los precios afecta a empresas y consumidores, todo ello suma un decrecimiento de la economía generalizada que se podría ver plasmada en los salarios, en las inversiones empresariales y en los hogares.
Es obvio los efectos negativos que a corto plazo está suponiendo esta violenta invasión por parte de Rusia, sin embargo, es pronto para saber qué pasará a medio plazo ya que dependerá de la duración de la guerra. Lo que sí es seguro, es que la economía global se verá (muy) negativamente afectada y que la inflación, debido a la alta dependencia energética que se tiene de Rusia, irá al alza.
De nuevo el BCE aparece como esperanza para la recuperación económica. La última reunión del comité tuvo lugar antes el inicio de la guerra del Este en donde se trató sobre la tendencia a la normalidad, aunque prudentemente, tras la Covid.
Ante los últimos acontecimientos bélicos, la fecha para la próxima reunión del banco europeo será el 10 de marzo. Se espera una negativa ante la subida de los tipos de interés para el final del 2022, como así dejó entrever en la última reunión. El BCE dejó una puerta abierta para obtener una mayor presencia en el mercado, especialmente en el caso de economías mayormente afectadas por la deuda como es el caso de España.
Aunque con suerte a nuestro país no le golpeé tan directamente los efectos de la guerra en Ucrania, obviando los efectos negativos que tenga sobre determinado sector empresarial, España verá las consecuencias de la guerra como efecto rebote al conjunto de la economía de la comunidad europea.
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