La crisis energética del mundo entero, y en concreto el gran problema que vemos en Europa, se explica debido al alto precio que está marcando el gas. Los precios elevados del gas lastran las facturas de la luz, los carburantes e incluso elevan la competitividad de las empresas de energías sostenibles, todo con el objetivo […]
BolsasLa crisis energética del mundo entero, y en concreto el gran problema que vemos en Europa, se explica debido al alto precio que está marcando el gas.
Así, nos encontramos ante un círculo vicioso pues, a raíz de estos altos precios de la energía, los datos de inflación del globo se han disparado y sin duda, podrían perjudicar parte de la recuperación del Covid-19 de las economías desarrolladas ante, en parte, las altas facturas que tienen que soportar el tejido empresarial de los países.
Pero si vamos al origen del problema, ¿qué está pasando con el gas? ¿Por qué se ha disparado hasta los recientemente hasta los 84 MWh duplicando precios que venimos en agosto o septiembre? Según Manuel Maleki, Ph.D, Economista de EE.UU. y materias primas en Edmond de Rothschild AM, hay tres factores determinantes.
Fuente: Edmond de Rothschild AM
Y es que el problema se ha complicado fundamentalmente para Europa, debido a la menor proporción de contratos a largo plazo en el continente en comparación por ejemplo que Asia. “El gas natural en Europa representa algo menos del 40% de los combustibles fósiles consumidos por el Viejo Continente. Al igual que con el petróleo, no existe un único tipo de gas natural en el mercado. En efecto, el contenido energético del mismo se expresa generalmente en megavatios hora (MWh). El contenido energético depende de diferentes parámetros, como los ambientales, como la altitud o la presión, por ejemplo, pero también de elementos intrínsecos, como el contenido de nitrógeno”, explica el entendido para añadir: “Así, la misma cantidad de gas puede no tener el mismo valor energético según proceda de Rusia o de Qatar. Por la misma cantidad de gas, el de Qatar tiene un 10% más de valor energético que el de Rusia”, por lo que señala que todas estas diferencias hacen que los precios sean diferentes.
Además, destaca que durante mucho tiempo, las dificultades de transporte del gas hicieron que se consumiera localmente, a diferencia del petróleo, que es más fácil de transportar. Sin embargo, con la licuefacción del gas, el mercado se ha internacionalizado sin perder estos aspectos locales.
Así por ejemplo, cabe destacar que a diferencia de la forma de funcionar del viejo continente, la mayoría de los países asiáticos han optado por garantizar el suministro de energía como prioridad, aunque ello suponga aprovechar menos la caída de los precios del mercado. “En la India, por ejemplo, el 80% del suministro de gas natural se garantiza mediante contratos a largo plazo, frente al 30% en Europa”, declara Maleki.
Y añade: “En consecuencia, la reducción de los contratos a largo plazo decidida por los países europeos los hace más vulnerables en caso de desequilibrio y explica que el impacto de la falta de suministro se sienta más en Europa que en Asia, por ejemplo”.
“Identificamos tres escenarios que dependen principalmente de la actitud de Rusia y de la gravedad del próximo invierno. El escenario de una vuelta a la normalidad nos parece poco probable, nuestro escenario central es una continuación de la disminución de las existencias y, por tanto, de la persistencia de precios anormalmente altos o incluso una subida”, recalcan desde la gestora para indicar que ante este contexto, los precios van a seguir siendo altos en los próximos meses e incluso podrían aumentar en caso de un invierno frío y una oferta todavía limitada.
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