El producto interior bruto de Estados Unidos disminuyó en el primer trimestre a una tasa anualizada del 4,8%, acabando así con la expansión más larga en la historia del país debido a la crisis provocada por el coronavirus. La economía estadounidense, que había crecido a una tasa del 2,1% en el cuarto trimestre de 2019, […]
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| 30 abr 2020
El producto interior bruto de Estados Unidos disminuyó en el primer trimestre a una tasa anualizada del 4,8%, acabando así con la expansión más larga en la historia del país debido a la crisis provocada por el coronavirus. La economía estadounidense, que había crecido a una tasa del 2,1% en el cuarto trimestre de 2019, estaba en su undécimo año de expansión.
Las medidas estrictas para frenar la propagación del COVID-19 prácticamente han cerrado la actividad industrial y comercial del país y ha provocado que se haya pasado de tener unas cifras de paro históricamente bajas a alcanzar los 26,5 millones de desempleados en apenas unas semanas (y se espera que otros 3,5 millones soliciten los beneficios del paro esta semana).
Las importaciones se redujeron a una tasa del 15,3%, la mayor disminución desde el segundo trimestre de 2009, lo que condujo a un déficit comercial más estrecho, que contribuyó con 1,30 puntos porcentuales al PIB el último trimestre.
La inversión empresarial se contrajo a una tasa del 8,6%, la más fuerte desde el segundo trimestre de 2009. Eso marcó la cuarta caída trimestral consecutiva en la inversión y reflejó la disminución en el gasto, particularmente en el transporte.
La rápida disminución del PIB reforzó las predicciones de los analistas de que la economía ya estaba en una profunda recesión y el dato publicado hace que estimen que habrá una caída récord en la producción en el segundo trimestre. No creen que la reapertura de las economías regionales (algunos estados lo están haciendo ya poco a poco) devolverá rápidamente la economía a los niveles previos a la pandemia. Para muchos, la recuperación total llevaría años y creen que reabrir la economía también implica el riesgo de una segunda ola de infecciones y por consiguiente volver a cerrar los negocios.
La mayoría de los economistas han descartado la idea de un rebote rápido y agudo, o una recuperación en forma de V, argumentando que muchas pequeñas empresas desaparecerán.
Y muchos economistas predicen que el PIB de EE.UU. podría contraerse hasta en un 40% anual entre abril y junio.
Tras los dos días de reunión sobre política monetaria (FOMC), llevada a cabo por por videoconferencia, la Reserva Federal dejó los tipos de interés como estaban, en un rango de cero a 0,25% “hasta que estemos seguros de que la economía ha resistido los eventos recientes y está en camino de alcanzar sus metas máximas de estabilidad de precios y empleo”. Y se han pronunciado en contra de la caída de las tipos a territorio negativo como lo han hecho algunos otros bancos centrales.
La crisis de salud “tendrá un gran peso en la actividad económica, el empleo y la inflación a corto plazo, incluso y plantea riesgos considerables a medio plazo”, explicaban desde la Reserva Federal. “Estamos haciendo todo lo que podemos para ayudar a los hogares y que las empresas estadounidenses puedan superar la emergencia de salud pública”, dijo el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, quien agregó que el nuevo coronavirus podría “amenazar el crecimiento económico por otro año”. “Continuaremos usando nuestras herramientas para garantizar que la recuperación, y que cuando llegue, sea lo más sólida posible”, continuaba Powell.
En su declaración tras el Comité Federal de Mercado Abierto, Jerome Powell dijo que cree que “una demanda más débil y los precios de petróleo significativamente más bajos están frenando la inflación de los precios al consumidor”. Además, añadió que las interrupciones en la actividad económica en el país y en el extranjero están tenido un “impacto significativo” que están afectando las condiciones financieras y al flujo de crédito de los hogares y las empresas estadounidenses.
También dijo que el banco central estadounidense seguirá comprando bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas residenciales y comerciales en las cantidades necesarias para respaldar a los mercados y mantenerlos en funcionamiento. Y continuará ofreciendo operaciones de acuerdos de recompra a gran escala a largo plazo para evitar el colapso del crucial mercado de préstamos a un día.
A pesar de las dificultades económicas, Powell se pronunció a favor de las políticas de quedarse en casa como una “inversión en nuestra salud individual y colectiva”.
Las acciones en Wall Street ignoraron el informe del PIB, y cotizaban al alza después de que la compañía biofarmacéutica estadounidense Gilead Sciences dijera que su medicamento antiviral experimental para combatir el coronavirus ha cumplido el objetivo principal de un ensayo que ha probado en pacientes con COVID-19.
Los inversores aplaudieron la noticia porque actualmente no hay tratamientos aprobados por la Agencia de Medicamentos y Alimentación (FDA) para tratar el coronavirus.
El Dow Jones se disparó más de 600 puntos, el índice de referencia S&P 500 se mantuvo en el camino de su mayor ganancia diaria en casi dos semanas y el Nasdaq aumentó un 3,5%. Por su parte Gilead subió un 4% el miércoles y un 27% en lo que va del año.