Entrevista con Javier Santacruz, investigador del IEA, sobre las perspectivas macroeconómicas para el 2023. ¿Qué tendencia podemos esperar de la inflación en el 2023? Los procesos inflacionistas suelen tener dos olas, la primera es la más intensa que es la que hemos vivido en los últimos meses y lo más probable es que en los […]
Entrevista con Javier Santacruz, investigador del IEA, sobre las perspectivas macroeconómicas para el 2023.
Los procesos inflacionistas suelen tener dos olas, la primera es la más intensa que es la que hemos vivido en los últimos meses y lo más probable es que en los próximos del 2023 se vaya moderando. Sin embargo, no hay que confiarse demasiado porque desde luego no vamos a ver la situación que hemos tenido de inflación prácticamente nula o a tasas muy bajas durante unos cuantos años en el 2023 todavía.
Están funcionando sobre todo las políticas de la Reserva Federal, del Banco de Inglaterra y de la mayor parte de países de bancos occidentales, porque son los que están recortando de verdad la cantidad de dinero que hay en el mercado. Sin embargo, el BCE ha hecho un movimiento de subida de los tipos de interés y ese movimiento todavía no se ha traducido en un recorte importante de la cantidad de dinero que circula en el mercado. Lo único que ha conseguido ha sido moderar el crecimiento de la cantidad de dinero, por debajo de lo que crece la economía. Eso es un progreso pero no es suficiente.
Lo que tenemos que ver en los próximos meses es una reducción del exceso de liquidez que vemos todos los días en el mercado. Están sobrando más de 4 veces el tamaño de la economía española de dinero que está simplemente flotando, es decir, no está siendo utilizado ni tampoco supone un gran riesgo recortarlo a mucho menos de la mitad. Esa es la tarea que tiene el BCE por delante y esa es la tarea que los bancos centrales han ido haciendo en los últimos meses y que ahora le toca hacer al BCE.
Lo más probable es que veamos una recesión técnica, dos trimestres de caídas del PIB en términos trimestrales. Podemos encontrarnos con un año donde la economía en el conjunto del año crezca en el entorno al 1% o 1,5%, sin embargo, eso implica que hay por lo menos dos trimestres en negativo y a partir del verano haya tasas suficientemente positivas.
Habrá incluso algún país donde se escape, donde los crecimientos trimestrales de la economía estén en el 0% y se escapen a la definición pura de recesión. Pero vamos hacia ese escenario de forma indudable, porque no hay ningún indicador adelantado que diga lo contrario. Necesitamos paralizar el consumo para que eso sea lo que más rápido nos de la estabilización de los precios y después de eso, es necesario que la inversión no caiga. No se puede producir una destrucción de capital tanto en la economía europea como en la española. Si se produce destrucción de capital, es decir, cierran empresas, las inversiones se deshacen, etc. sí nos vamos a encontrar ante un escenario de recesión algo más prolongada. Para que la recesión sea puramente técnica y eso no afecte demasiado a las perspectivas de crecimiento futuro, es necesario que la inversión tanto pública como privada no caiga y de esa manera, poder mantener tanto la perspectiva de crecimiento total del 2023 y sobre todo la del 2024.
Técnicamente Estados Unidos está en recesión. Lo que sí es cierto es que EEUU ha ido por delante de muchas economías, tanto de las de occidente como de muchos países emergentes. Al ir por delante, le ha dado tiempo a recortar el dinero que circula en el mercado pero no le ha dado tiempo todavía a congelar del todo el consumo y de esa forma, dado que el consumo está creciendo y los salarios están creciendo de una manera muy potente, la inflación no termina de frenarse del todo. Sería necesario ver una reducción mayor de las tasas de inflación en la economía estadounidense para que la Reserva Federal eche el freno de las subidas de los tipos de interés y se recupere más o menos un cierto ritmo normal después de esa recesión técnica.
Lo primero es ver qué va a pasar con los diferenciales, con los tipos de interés de la deuda. Ver si vamos a tener un escenario donde en Europa veamos crecer las primas de riesgo, que se ponga por tanto en riesgo la estabilidad de las finanzas públicas. Ver también si vamos a despegar de una vez por todas en el crecimiento de la productividad, porque estamos viendo que los salarios no crecen porque tampoco crece la productividad. En un escenario de alta inflación, estamos restando capacidad de crecimiento futuro a nuestras economías. El empuje a la productividad es fundamental para no dejar que se erosione tanto el crecimiento futuro y de esa forma recuperar el crecimiento presente.
Tamién estaremos atentos a los famosos fondos europeos. El manejo de lo que se haga con las grandes cantidades de inversión que la UE ha puesto encima de la mesa, que hay países que lo están desarrollando de una forma más rápida que otra, esa es la importancia de que la inversión no caiga. Que los volúmenes no caigan y solo se estabilicen o no crezcan demasiado para que no se produzca destrucción de capital. Es la forma de que la recesión no sea demasiado prolongada y demasiado dura. En ese sentido hay una incertidumbre importante dentro de la propia coordinación europea y de cómo los paises miembro de la UE y las politicas coordinadas puedan funcionar o no. Hemos visto que durante el 2022 han funcionado bastante poco, veremos a ver qué pasa en 2023.
Por último está China, es un elemento importante. Tenemos un cuello de botella que no sabemos cómo se va a resolver. Una economía totalmente gripada, con unos crecimientos muy bajos en una economía que no puede soportar crecimientos bajos para mantener su nivel de desarrollo, se necesitan tasas por encima del 6% o 7 % para que esa economía pueda desarrollarse por completo y pueda llevar a cabo el proceso de reforma en el que está inmerso desde hace 10 años, acompañado además de un descontento social, acompañado de una inflación que está soterrada pero que también existe sobre todo en los productos básicos, etc. Es una parte que en el 2023 va a tener mucha importancia. No solo por el peso que tiene China en el mundo sino por cómo se ha gestionado, el riesgo que puede tener, no tanto de una extensión del Covid que ya se produjo hace dos años, sino que esa gestión lo que hace es paralizar a las empresas europeas, sobre todo a las alemanas. Tenemos un problema de comercio exterior bastnate importante. Los flujos de comercio no se han parado pero son ahora mucho más negativos los de Europa hacia China y concretamente hacia España. Ahí hay algo que es necesario tener en cuenta.
2023 será el año de transición para doblegar la inflación. Lo importante no es el 2023, sino el 2024 y el 2025, es decir, cómo vamos en elmedio plazo a intentar salir del estancamiento económico.