El dinero digital es una realidad que tarde o temprano se volverá común. Esto no significa que las criptomonedas vayan a ser el nuevo método de pago usado a nivel mundial, sino que son los propios bancos centrales los que van a digitalizar el dinero fiat. El Banco Popular de China, el Banco Central Europeo […]
El dinero digital es una realidad que tarde o temprano se volverá común. Esto no significa que las criptomonedas vayan a ser el nuevo método de pago usado a nivel mundial, sino que son los propios bancos centrales los que van a digitalizar el dinero fiat. El Banco Popular de China, el Banco Central Europeo o la Reserva Federal, entre muchos bancos centrales de todo el mundo, han anunciado diferentes planes para desplegar las versiones digitales de sus monedas. De hecho, el BCE ha puesto fecha al lanzamiento del euro digital. Si no se retrasa, los primeros pasos de esta moneda se darán en 2024. Esto abre muchas cuestiones, ¿cómo afectará al sector financiero?, ¿en qué cambia que el euro o el dólar pasen a ser digitales, ¿puede suponer un impulso para las criptomonedas?
Lo primero de todo es entender qué es la esencia de estos proyectos digitales de las divisas. “Nos encontramos ante cambios históricos desde los acuerdos de Breton Woods tras la segunda guerra mundial. La tecnología posibilita la refundación del sistema financiero y monetario que hemos conocido. Las CBDC – así se llaman a estas divisas digitales de los estados – son una realidad que se encuentra en la hoja de ruta de todos los estados y que van a tener implicaciones profundas en cómo entendemos hoy el dinero. Blockchain será la tecnología que posibilite la conexión entre estas nuevas monedas digitales nativas de cada país con las limitaciones geográficas del mundo físico que hemos conocido. R3, Hiperledger o Ripple son empresas trabajando alrededor de este concepto”, señala Javier Pastor, director de Relaciones Institucionales y Comunicación de Bit2Me.
En cuanto a su impacto en el sector financiero y la transformación que estas nuevas divisas digitales pueden traer, destacan tres cambios importantes. El primero es que esta versión digital del euro o del dólar darán más poder a los estados ya que podrán monitorizar casi en tiempo real el ahorro de los ciudadanos y en qué gastan el dinero, algo que evitaría la economía sumergida y limitaría la libertad, ya que las transacciones quedarían registradas. La segunda consecuencia es un avance hacia la desaparición del dinero en efectivo. La última derivada tiene que ver con los intermediarios bancarios “Al tener este servicio, los intermediarios y custodios tradicionales, tendrían que evolucionar y ofrecer nuevos incentivos o servicios que complementasen la inclusión financiera”, afirma Pastor.
Una vez que se tienen claras las líneas importantes de estos proyectos y cómo pueden afectar a grandes rasos, cabe mirar más de cerca al sistema financiero, que puede salir más afectado de esta transformación. “Una persona podrá tener dinero en su billetero electrónico y poder transferirlo a otra persona, todo ello sin un banco. Por ejemplo, un ciudadano sin acceso a crear una cuenta en un banco podría tener euros digitales guardados por él mismo y podría hacer transferencias instantáneas, todo, insisto, sin bancos y con la garantía de que esos euros están emitidos y respaldados por el banco central europeo. Un cambio importante en el sector financiero”, explica Daniel Santos, CEO de Woonkly.
Una transformación que obligará a las entidades financieras a reformular sus negocios y a adoptar otro papel dentro del sistema. “Realmente el efecto sobre el sector financiero será muy positivo para los usuarios, que tendrán transacciones mucho más rápidas, eficaces y baratas. En cambio, será negativo para las cuentas de resultados de los bancos, puesto que una de las principales características de las divisas digitales es que reducen los costes de transacción Y hacen innecesarias muchas tareas o departamentos de intermediación. La tecnología Blockchain reduce o elimina la intermediación financiera casi por naturaleza”, señala Víctor Alvargonzález, director de estrategia y socio fundador de Nextep Finance. El experto asegura que se puede ver reducida la parte de las comisiones al limitar esas tareas que realizan los bancos.
En este nuevo escenario que se presenta en el sector financiero aparecen dos alternativas de dinero: la pública y la privada. La primera de ellas está representada por las CBDCs, que es dinero fiat digitalizado, respaldado por los bancos centrales y controlado por los estados. Mientras que la segunda, es dinero descentralizado, como bitcoin, donde la oferta monetaria es limitada y donde el control no existe a estar repartido. Por eso, aunque son muy diferentes, cabe preguntarse si pueden convivir y, sobre todo, si en esta posibilidad de elección las criptomonedas pueden ganar cada vez más peso.
“Es posible que las criptomonedas cobren cada vez más peso y se les dé más uso si las monedas estatales pierden poder adquisitivo por su excesiva emisión (como ocurre ahora con las monedas estatales existentes)”, comenta Thomas Mayer, director del Instituto Flossbach von Storch.
Con respecto a que ganen más peso las criptomonedas descentralizadas “no tiene porqué darse”, comenta Antonio Castelo, Analista de iBroker.es. Al final su uso no es más que una cuestión de confianza. Se conoció hace poco, que en Canadá se confiscaron unos monederos de bitcoin por unas determinadas prácticas, y al final los gobiernos están queriendo regular de algún modo este tipo de criptoactivos, y aunque sean de una red descentralizada, no hay que dejar de informar a las respectivas Haciendas de las ganancias patrimoniales que se obtengan con ellas, e incluso, en un futuro no muy lejano, es probable que obliguen a los Exchange a informar de sus clientes”.
Finalmente, Santos, cree que las dos pueden tener espacio por las diferencias que presentan entre ambas. “Son tan distintas que cada una puede tener su uso. Quien
quiera euros o dólares en formato CBDC, adelante, y quien quiera una moneda totalmente descentralizada como bitcoin o ether, que no controla nadie, tiene esa opción. Las descentralizadas seguirán su camino al margen de lo que pase con las CBDCs”.
Desde el punto de vista inversor, es lógico preguntarse si la llegada de las divisas digitales de los estados puede generar, a su vez, un impulso en el valor de las cripto. Aquí, las opiniones que mantienen los expertos son muy variadas y parece no haber una postura común. Así, para Mayer “las monedas digitales privadas asumen cada vez más el papel de cobertura de la inflación en un contexto de aumento de la inflación de los precios denominados en monedas estatales. Por lo tanto, la política monetaria actual ya apoya a las monedas privadas. Esto no cambiará si los bancos centrales introducen monedas digitales inflacionistas”.
Sin embargo, para Alvargonzález, no existe una relación directa entre la llegada de estos CBDCs y un repunte de las criptomoendas. “De hecho ahora mismo las criptomonedas se comportan como cualquier otro activo de riesgo, bajando por ejemplo cuando se anuncian subidas de los tipos de interés o cuando se produce un conflicto geopolítico importante y subiendo cuando suben los mercados de renta variable en general. No digo que esto no pueda cambiar, especialmente si una vez reguladas y supervisadas se convierten en un buen activo refugio, sobre todo refugio frente a los excesos de los bancos centrales, pero a día de hoy muestran una clara correlación positiva con los activos de riesgo habituales”, puntualiza.
Alpay Soytürk, Chief Regulatory Officer, Spectrum Markets señala que los bancos centrales, a través de la emisión de monedas digitales -que necesitarán algún tiempo para hacerse realidad- “no están tratando de competir con las criptodivisas. Por lo tanto, no veo impactos significativos en la valoración del mercado de criptomonedas por la introducción de CBDCs”, avisa.
Finalmente, Carlos Aguirre, analista de iBroker, tampoco cree que vaya a producirse una correlación directa en el largo plazo, solo impactos en el corto plazo. “En el corto plazo se ha podido ver un rebote puntual, un movimiento especulativo porque Biden haga alguna declaración con respecto a acelerar el proceso del Dólar Digital, o cuando el BCE informe de alguna nueva noticia respecto del Euro Digital, pero no serán más que repuntes puntuales de corto plazo”, subraya.
Así las cosas, la llegada de las CBDCs es una realidad, aunque todavía se desconoce cuándo llegarán y cuando se normalizará el uso, algo que afectará a la banca de forma clara, que tendrá que buscar maneras de reinventarse. Al mismo tiempo, esto puede ser positivo para los ciudadanos en un ahorro de los costes y de los tiempos, pero también en una perdida de libertad por un mayor control de los bancos centrales. Por otro lado, el papel de las criptomonedas está aun por determinar en ese nuevo futuro financiero y si la llegada de estas monedas digitales potenciará el uso de las divisas digitales privadas. Muchas son las incógnitas que aparecen en el horizonte y que no parecen tener una resolución clara. Ya que también se debería valorar el papel que tome cada país con respecto al uso de bitcoin y el resto de criptos. Así, China prohibió el uso, pero El Salvador la aceptó como moneda oficial.
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