Desde que empezó la pandemia, el interés por los asuntos económicos se ha incrementado. La incertidumbre ha convivido con los ciudadanos durante el 2022 debido al incremento de los precios de la energía, las tensiones geopolíticas y las inflaciones elevadas para la mayoría de las economías del mundo, que ha obligado a la actuación contundente […]
| 20 dic 2022
Desde que empezó la pandemia, el interés por los asuntos económicos se ha incrementado. La incertidumbre ha convivido con los ciudadanos durante el 2022 debido al incremento de los precios de la energía, las tensiones geopolíticas y las inflaciones elevadas para la mayoría de las economías del mundo, que ha obligado a la actuación contundente por parte de los bancos centrales.
Sin embargo, en el caso de España, el mercado del empleo continúa mostrando su fortaleza y los datos macroeconómicos resisten. En una rueda de prensa, organizada por Funcas, Gonzalo García Andrés, secretario general de economía y Óscar Arce, director general de economía del Banco Central Europeo han hablado sobre las perspectivas económicas para España y Europa en el 2023.
Raymond Torres, director de coyuntura y análisis internacional de Funcas, señala que la economía europea y española “se enfrentan a muchos desafíos”.
En primer lugar, el riesgo de estanflación que sobrevuela las economías, donde en algunos casos, como el de España, la inflación va remitiendo, pero en otros las tasas se sitúan por encima del 11%.
“Afrontar la estanflación será difícil en unas economías que se van debilitando y mantienen riesgos de recesión”, afirma Torres.
En segundo lugar, se sitúa la lucha contra los efectos de segunda ronda de la inflación por parte del BCE, tras la respuesta contundente que ha ejecutado la institución para tratar de aplacar la inflación.
Otro desafío será la política presupuestaria. Es necesario reducir el déficit público en un contexto de subida de los tipos de interés. Los estados tienen que colocar deuda, pero a la vez afrontar los desafíos de la inflación y conseguir el equilibrio es “complejo”.
Según señala Óscar Arce, durante el próximo año “vamos a seguir operando en un entorno caracterizado por los elevados precios de la energía”.
La incertidumbre sigue situándose en niveles muy elevados y, aunque se ha producido una mejora sobre el desarrollo de la economía de la zona euro, esta no es ajena al endurecimiento de las condiciones financieras a nivel global que se está produciendo.
“Según las últimas previsiones del Eurosistema, nos encontraríamos con una recesión a finales del 2022 y durante el primer trimestre del 2023”, afirma Arce.
Esta recesión debería ser moderada, en cuanto a su profundidad y acotada en cuanto al tiempo de duración. A partir de la primavera se espera un crecimiento positivo, reforzado por el empleo, que se está comportando con “robustez”.
Asimismo, la resolución gradual de los cuellos de botella debería favorecer a la actividad manufacturera. La zona euro es “especialmente sensible” ante esto, por su carácter de economía abierta en el intercambio de bienes y la mejora de los cuellos de botella favorecería a la economía.
La revisión al alza en la cifra del crecimiento de la economía hasta el 3,4% refleja las sorpresas positivas que se han producido en los meses centrales del año. Sin embargo, para el 2023 “mantenemos una visión negativa”, afirma Arce y la previsión se reduce en cuatro décimas con respecto a las cifras que se estimaban en el mes de septiembre.
En cuanto a la inflación, el BCE ha revisado al alza su estimación, situándose en el 8,4% promedio. Para el 2023, también se ha incrementado la cifra estimada de inflación hasta el 6,3%.
“Prevemos que se produzca una desaceleración de los precios de la energía, pero durante los próximos meses tanto la energía como los alimentos seguirán elevados”, señala el director general de economía del BCE.
A partir de la primavera, coincidiendo con el primer aniversario de la crisis de Ucrania, “esperamos una suavización de los precios energéticos” y una senda de “desinflación bastante intensa”.
Sin embargo, a partir del 2024, las medidas presupuestarias para aliviar el coste de la crisis energética empezarán a retirarse, lo que podría provocar un repunte de la inflación.
Para el medio plazo existen dos factores que podrían generar más inflación. El riesgo de desanclaje de las expectativas de medio plazo de la inflación y un crecimiento más robusto de la masa salarial.
Gonzalo García Andrés, secretario General de Economía, explica que durante este año “los datos han ido desmintiendo las peores previsiones y los analistas han ido revisando las previsiones más cercanas y empeorando las posteriores”.
“Este año se ha complicado de manera extraordinaria. Hemos vivido y seguimos viviendo una situación de guerra que nos ha situado en una subida de precios en el gas y en la electricidad, lo que tiene un gran impacto sobre los costes, la inflación y las rentas de las familias”, explica García Andrés.
Sin embargo, los datos del comportamiento de la economía española “acreditan su solidez”, añade. Las previsiones apuntan a que la economía española seguirá creciendo y destaca el comportamiento del empleo.
Tradicionalmente la dinámica de la economía española es destruir empleo en las crisis, sin embargo, el ritmo de creación de empleo se mantiene “en este entorno tan complicado”, afirma el secretario General de Economía.
Las exportaciones también se han comportado bien, “se sitúan en un récord histórico” en un entorno complicado y en cuanto a las finanzas públicas, “el déficit sigue reduciéndose”, afirma, por lo que vamos a acabar el año “cumpliendo los objetivos fiscales comprometidos con la UE”.
En cuanto a la inflación, Gonzalo García Andrés, señala que España cerrará el año con la menor tasa de inflación dentro de la Unión Europea y esto es “buena noticia” y se traduce en que la estrategia ha ido bien.
“Estamos en un proceso de moderación de la inflación y estamos en un entorno que tiene ángulos de oportunidad para la economía española”, señala García Andrés.
Los ponentes también han abordado las nuevas normas que está diseñando la comisión europea, que es algo positivo pero su implementación supondrá un importante reto ya que se tienen que clarificar y diseñar cuanto antes.
Es necesario que las normas puedan compatibilizarse con el impulso que necesita la transición energética o la transición.
“La propuesta contiene elementos interesantes, tiene sentido desde el punto de vista del concepto macro que se trate de forma conjunta”, afirma Óscar Arce.
Debe darse un papel central a las reglas de gasto y es importante “poner fin” a la situación de interinidad del marco fiscal europeo.
“Habrá que trabajar en muchos elementos, es una buena base y necesitamos llegar a ese acuerdo”, concluye el secretario General de Economía.
