La inflación centra todas las miradas de mercados e inversores. Y es que en un momento de recuperación post-covid, donde varios indicadores nos muestran la luz al final del túnel, la subida de los precios está marcando la tendencia. Así, y a diferencia de lo que ha considerado por ejemplo el Banco Popular de China […]
La inflación centra todas las miradas de mercados e inversores. Y es que en un momento de recuperación post-covid, donde varios indicadores nos muestran la luz al final del túnel, la subida de los precios está marcando la tendencia.
Así, y a diferencia de lo que ha considerado por ejemplo el Banco Popular de China a la hora de endurecer su política monetaria, tanto la Reserva Federal de los Estados Unidos como el Banco Central Europe siguen tildando a la inflación como un dato de carácter esporádico.
Para las autoridades monetarias de occidente, y en palabras del propio Jerome Powell, de la Fed, “los sectores que están impulsando la inflación, como la gasolina o la madera, son sectores que se vieron muy afectados por la pandemia y están rebotando este año. Cuando se pase la escasez de oferta, los precios deberían estabilizarse o incluso caer”.
Eso sí, la última reunión de la autoridad monetaria sacudió a los mercados cuando el panel de la FOMC señalaba por mayoría la necesidad de subir los tipos de interés antes de lo previsto y de cara al 2023.
De esta manera se sostiene, y así puntualizan desde Generali Insurance AM, que la promesa de una menor inflación está suponiendo la promesa de crecimiento en EE.UU.
“La Fed, al indicar que podrían ser apropiadas dos subidas de tipos en 2023, sin cambiar las perspectivas a medio plazo, mostró mucha menos tolerancia a la inflación de lo que se esperaba; al menos parte del repunte de este año contará para la inflación media que la Fed tiene como objetivo, y la tasa subyacente del 2,1% proyectada para 2022 y 2023 ya califica para el leve rebasamiento que busca el banco central”, explica Paolo Zanghieri, Economista senior de la gestora.
En este sentido, cabe destacar que los rendimientos estadounidenses a corto plazo subieron y el aumento de los de largo plazo resultó temporal. Además, los tipos reales subieron, los swaps de inflación se redujeron en consonancia con el compromiso antiinflacionista de la Fed. Los tipos de la zona euro también subieron.
Fuente: Generali Insurance AM
“Los diferenciales de crédito se mantuvieron muy ajustados, gracias a los buenos indicadores económicos y a la menor emisión neta prevista (por el apoyo del BCE)”, insiste Zanghieri y añade que “las bolsas de las economías avanzadas se vieron afectadas por la caída del S&P 500. Las acciones de los mercados emergentes también se vieron perjudicadas por la subida del dólar.
El entendido aclara que este planteamiento de subida de tipos para 2023 marca una decisión crucial de cara a su nueva estrategia monetaria, pero eso sí, sin comprometerse demasiado o al menos no de forma muy brusca.
“El giro de la Fed se basa también en una mayor confianza en una recuperación fuerte y, sobre todo, rica en empleo en los próximos dos años”, insiste Zanghieri para adjuntar que “la incertidumbre sobre la inflación se mantiene, pero con una mayor seguridad de que la Fed no dejará que la inflación se descontrole, la atención volverá a centrarse en el lado real de la economía”.
Y es que ante las cuestiones sobre si la la actividad privada será tan fuerte como para reemplazar el estímulo fiscal o si será factible el objetivo de volver al 3,5% de desempleo, el experto insiste en que el “escenario de crecimiento sostenido permitirá a la Reserva Federal subir los tipos a mediados de 2023, pero los inversores deben permanecer alerta porque los riesgos a la baja para el crecimiento no han desaparecido”.