Con la recuperación post-covid que estamos asistiendo, una de los mayores miedos de inversores y mercados es sin duda el de una inflación desmedida que además, pueda traer bajo el brazo un aumento de los tipos y la retirada de los estímulos por parte de los bancos centrales a las economías, el llamado tapering. Sin […]
Con la recuperación post-covid que estamos asistiendo, una de los mayores miedos de inversores y mercados es sin duda el de una inflación desmedida que además, pueda traer bajo el brazo un aumento de los tipos y la retirada de los estímulos por parte de los bancos centrales a las economías, el llamado tapering.
Para Thomas Hempell, Jefe de Análisis Macro y de Mercado y Vincent Chaigneau, Jefe de análisis, de Generali Insurance AM, es poco probable que las presiones alcistas sobre los rendimientos disminuyan en un entorno donde la política fiscal en la zona euro será muy inferior al estímulo de la potencia del otro lado del Atlántico aunque reconocen que “varios gobiernos están ampliando sus planes fiscales para este año, sumándose al Mecanismo y al Fondo de Recuperación, cuyo desembolso debería comenzar en el segundo semestre tras haber superado un obstáculo en el Tribunal Constitucional alemán”.
“En EE. UU., el impulso fiscal y las impresiones de inflación temporalmente elevadas (sobre todo por los efectos estadísticos de la caída de precios del año pasado) mantendrán la preocupación por la inflación”, señalan los expertos para precisar que Europa, “la gran reapertura económica tras los confinamientos y cierres perimentrales pendiente animará a los inversores a diversificar el exceso de ahorro de los bonos del Estado de bajo rendimiento hacia alternativas más jugosas (y arriesgadas)”.
“En Estados Unidos, la paciencia de la Fed puede mantener los rendimientos reales bajos durante más tiempo, pero la inflación sigue preocupando. Mientras tanto, el BCE se enfrenta a una complicada reunión en junio, ya que la aceleración del programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP) en el segundo trimestre no ha impedido que los rendimientos de los bonos a 10 años alcancen nuevos máximos después de la crisis. Suponiendo que los halcones frenen un aumento del PEPP, los inversores podrían poner a prueba la determinación del BCE”, explican desde Generali Insurance AM.
Y es que un rebote demasiado rápido de los rendimientos continúa siendo para los expertos una amenaza para los activos de riesgo, junto con las elevadas valoraciones, el aumento de las entradas en acciones en los últimos seis meses y las posiciones alargadas en determinados segmentos seleccionados. “La renta variable ya ha ampliado su repunte de 2021 de dos dígitos, lo que beneficia a nuestra postura favorable al riesgo”, aclaran.
Sin embargo, para los entendidos existen razones de peso para considerar que a nueva subida de los rendimientos puede realizarse con control.
“En los EE. UU, los TIPS ya descuentan un alto grado de preocupación por la inflación con los mercados de opciones valorando en un 30% la probabilidad de un rebasamiento de la inflación superior al 3% en cinco años” y añaden que “la inflación excesiva sigue siendo una amenaza remota en Europa, donde las importantes brechas de producción siguen siendo la principal tarea del BCE”.
Para la gestora, tanto la Fed como el BCE tendrán que empezar a considerar el futuro de sus programas de compra de activos en verano, aunque puntualizan que “todavía tienen munición para contrarrestar un crecimiento de los rendimientos reales (que son los más importantes para los activos de riesgo) a través de un aumento del programa de compra de activos (QE), un refuerzo de la ampliación de la duración o, lo que es poco probable, el control directo de la curva de rendimiento”.