El Ibex está a un paso de perder los 9.500 puntos por culpa de un invitado que no estaba previsto en la fiesta. Si los inversores vivían hasta ahora pendientes de lo que ocurría entre Estados Unidos y China a cuenta de la guerra comercial entre ambas potencias, ahora ha aparecido un nuevo agujero negro que ha comenzado a tragarse las expectativas de los mercados.Es Turquía, un país que está viendo hoy otra vez como la lira turca se desploma de nuevo un 10%, tras el batacazo del 20% que sufrió el viernes, situándose en siete unidades por dólar.

El Banco Central de Turquía ha anunciado medidas para evitar que la sangría se prolongue, como la inyección de 6.000 millones de dólares en el sistema financiero más otros 3.000 millones de dólares estadounidenses en liquidez equivalente al oro, además de la prohibición de utilizar swaps sobre divisas, y ha elevado la cantidad de liras que las entidades financieras pueden solicitar al organismo a cuenta de sus reservas de divisas. Medidas que algunos analistas consideran que van destinadas a impedir un contagio a los bancos del país, más que a ayudar a apuntalar a la lira turca.

Pero la presión sobre la deuda turca ha provocado que el rendimiento del bono a dos años se dispare al 25%.

La exposición de importantes bancos europeos como el BBVA, que se ha dejado el 3% de su valor en Bolsa, y la caída del euro son motivos más que de sobra para que los inversores estén preocupados, después del cierre en rojo de las bolsas asiáticas.

Los inversores siguen sin confiar en el plan económico de Erdogan, que se encuentra inmerso en una crisis agudizada por los tuits de Donald Trump amenazando con importantes aranceles al aluminio y el acero turcos, con una crisis diplomática de por medio.

La situación de la economía turca es preocupante, con una inflación elevada y un alto déficit comercial son las principales amenazas que debe sortear el país otomano, en un momento de fuga de capitales de este país emergente.