Las empresas se enfrentan hoy en día a riesgos sin precedentes, ya que las partes interesadas exigen responsabilidad y transparencia en la manera en que las empresas abordan el medioambiente, atienden al bienestar de sus trabajadores y clientes y se gobiernan a sí mismas de manera ética. Para Morningstar, estos factores – medioambiente, responsabilidad social […]
Las empresas se enfrentan hoy en día a riesgos sin precedentes, ya que las partes interesadas exigen responsabilidad y transparencia en la manera en que las empresas abordan el medioambiente, atienden al bienestar de sus trabajadores y clientes y se gobiernan a sí mismas de manera ética.
Para Morningstar, estos factores – medioambiente, responsabilidad social y gobierno corporativo – se reducen a la base de la inversión: el riesgo. Una empresa que ignora estos riesgos o que da un paso en falso podría incurrir en importantes costes económicos que pondrían en peligro su capacidad de obtener beneficios sostenibles a largo plazo.
Una forma en que los inversores pueden identificar y gestionar los riesgos relacionados con estos factores ESG en sus carteras es comprender cómo las ventajas competitivas sostenibles de las empresas -o los fosos económicos o “moats”- repercuten en esos riesgos.
El enfoque de los analistas del equipo de renta variable de Morningstar es el siguiente: ven los factores ESG a través de los lentes de la gestión de riesgos, considerando asuntos como:
• ¿Qué cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza son importantes desde el punto de vista financiero para cada empresa o industria?
• ¿Cómo las compañías están abordando estos riesgos materiales?
• ¿Cómo afectarán estos riesgos al valor a largo plazo de las compañías?
Las respuestas son variadas y demuestran que los temas de ESG a menudo se superponen. A continuación, analizamos la estrecha relación entre las ventajas competitivas y el riesgo de ESG.
El riesgo ESG y la ventaja competitiva van de la mano
La ventaja competitiva de una empresa puede tomar muchas formas. Puede construirse sobre unos elevados costes de cambio, un efecto de red, una ventaja de costes, unos activos intangibles y una escala eficiente. La clasificación del “Morningstar Moat” – amplio, estrecho o inexistente – indica la fuerza de la ventaja competitiva sostenible de una empresa y su capacidad para crear valor a largo plazo para los inversores.
Las ventajas competitivas y el riesgo ESG tienden a estar relación. Sustainalytics -un socio de investigación de Morningstar en el que Morningstar tiene una participación- clasifica la exposición de las empresas a los riesgos de ESG en una escala de Insignificante a Severo. Como se demuestra en el gráfico siguiente, proporcionalmente, más empresas de foso estrecho y ancho reciben calificaciones de riesgo Medio, Bajo o Insignificante de Sustainalytics que las empresas sin ventaja competitiva.
Las empresas con ventajas competitivas tienden a tener una base más fuerte desde la que gestionar el riesgo de ESG. Por ejemplo, una empresa con una ventaja competitiva amplia (Wide Moat) con altos costes de cambio podría sentir un impacto económico menor que su competidor sin ventaja competitiva si surge una controversia sobre ESG. Del mismo modo, una empresa con una buena gestión del riesgo de ESG podría tener más capital -humano, político, financiero- para crear una ventaja competitiva.
Sin embargo, el riesgo relacionado con los factores ESG, al igual que la ventaja competitiva de una empresa, siempre está en constante cambio. Así como las empresas deben adaptarse para proteger sus ventajas competitivas, las empresas también deben ajustarse a los riesgos cambiantes a nivel ESG, como la nueva reglamentación, las demandas de los interesados y la tecnología. El famoso chiste de Warren Buffett, “Sólo cuando baja la marea se descubre quién ha estado nadando desnudo”, también se aplica al riesgo de ESG.
Las empresas que no se adaptan pueden sobrevivir a corto plazo, pero a largo plazo, pueden poner en peligro a los inversores con un mayor riesgo o una menor rentabilidad. ¿Cómo? Dejando que sus ventajas competitivas sostenibles se erosionen. Por ejemplo:
• Las empresas intensivas en investigación que descuidan su fuerza de trabajo podrían eventualmente perder poder de fijación de precios.
• Las empresas intensivas en recursos que no invierten en sistemas de seguridad e infraestructura podrían enfrentarse a responsabilidades medioambientales que desgastarían su ventaja de costes.
• Las violaciones de los datos que perjudican a una marca fuerte y los lapsus de gobernanza pueden dar lugar a una mala asignación de capital.
En definitiva, el riesgo relacionado con los factores ESG puede predecir cambios en la ventaja competitiva de una empresa, por lo que la identificación de esos riesgos es un componente importante para determinar su capacidad de mantener esa ventaja competitiva.