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Hacia dónde gira la inversión del futuro: las megatendencias

Son muchas las tendencias y subtendencias que, según los expertos van a marcar la situación económica y financiera en los próximos años. Y es que este 2020 y la situación Covid-19 en general, nos ha mostrado que hay determinados sectores en los que es importante invertir para poder, además de hacer un mundo mejor, obtener […]

14 abr 2021

Son muchas las tendencias y subtendencias que, según los expertos van a marcar la situación económica y financiera en los próximos años. Y es que este 2020 y la situación Covid-19 en general, nos ha mostrado que hay determinados sectores en los que es importante invertir para poder, además de hacer un mundo mejor, obtener rentabilidades de todas aquellas oportunidades que están por llegar. 

Salud y envejecimiento, una megatendencia que va más allá de la pandemia 

La pandemia que vivimos de coronavirus nos ha demostrado que si hay algo en lo que tenemos que aportar valor es sin duda en la salud, que además está íntegramente relacionado con el envejecimiento poblacional y por tanto la demografía, y con también con la tecnología. 

Para Andre Themudo, responsable del negocio de distribución de BlackRock en España, Portugal y Andorra, los cambios en la demografía global traerán consigo importantes retos para las sociedades y empresas. “Las fuerzas que sustentan esta megatendencia incluyen el envejecimiento de la población en las economías desarrolladas, las perspectivas de los trabajos del futuro, la presión de la inmigración, el desequilibrio de habilidades y las prioridades radicalmente diferentes de las generaciones más jóvenes”, precisa. 

Tal y como comenta Carla Bergareche, directora general de Schroders para España y Portugal, las personas mayores de 65 años constituyen actualmente el segmento de la sociedad que crece más rápidamente en los países desarrollados. 

“Con una población cada vez más envejecida y con mayor esperanza de vida, también crece el riesgo de sufrir enfermedades crónicas, lo que conlleva una mayor demanda de servicios sanitarios. En este sentido, la innovación en materia de atención sanitaria está creando oportunidades de inversión atractivas para los inversores a largo plazo”, explica la experta. 

Y aclara que estas expectativas de una mayor demanda de atención sanitaria no está únicamente el

envejecimiento poblacional o a la innovación de alta tecnología. “El sector ya está experimentando un crecimiento como resultado de la floreciente clase media de los mercados emergentes y la tendencia actual a la urbanización. Por ello, desde Schroders, creemos que la industria mundial de dispositivos y equipos médicos crecerá sustancialmente en la próxima década. Esperamos que esto sea impulsado principalmente por Asia, a medida que sus economías evolucionen y los consumidores comiencen a acceder a la atención médica por primera vez”, recalca Bergareche. 

“A medida que las economías van envejeciendo, es probable que la sanidad acapare un porcentaje mayor del gasto público y de los hogares. Creemos que las empresas que aborden las enfermedades relacionadas con el envejecimiento saldrán beneficiadas, junto con las empresas innovadoras que proporcionen tecnologías y nuevas soluciones para ofrecer una mejor atención a menor coste”, considera el entendido de BlackRock. 

De hecho, Chris Gannatti, Heaf of Research Europe en Wisdom Tree, si bien la demografía siempre ha sido un factor muy importante a la hora de invertir, “la velocidad con la que las empresas ahora pueden recopilar datos y analizar estas tendencias es más rápida que nunca” y aunque recalca también el envejecimiento poblacional de los países desarrollados, el entendido apunta a que China también está envejeciendo. “Sin embargo, sería un error pensar en la demografía como algo aislado. Vemos oportunidades en algunas otras áreas, como el aumento del consumidor de los mercados emergentes y el aumento de la clase media, que también podrían ser notables”, así como cambios sociales bajo conceptos de “diversidad, igualdad e inclusión”, declara. 

Desde Fidelity comentan que la sanidad ya era una megatendencia antes de la pandemia, aunque sí que reconocen que la Covid-19 la ha acelerado aún más. Y es que desde la gestora consideran que esta megatendencia está liada indudablemente a otras dos, como son la demografía y la tecnología, específicamente la sanitaria. 

“Según el informe de 2019 sobre perspectivas de población mundial de Naciones Unidas, en 2050 la población mundial mayor de 65 años pasará de los actuales 620 millones a 1.600 millones, bastante más del doble en solo 30 años. Y lógicamente a mayor edad, mayor uso se hace del sector sanitario, con o sin pandemia. Así, se hace necesario un gran desarrollo estructural del sector sanitario, desde la creación de infraestructuras (clínicas y hospitales, maquinaria sanitaria, robótica hospitalaria, digitalización…) hasta investigación, desarrollo y producción de medicamentos de todo tipo asociados a la longevidad (desde la artritis hasta el alzheimer). Al tratarse además de demografía, es una tendencia por tanto muy predecible, con un bajo margen de error”, puntualizan. 

Sobre la tecnología sanitaria, desde Fidelity consideran que aunque solamos pensar en ella como avances espectaculares, esta “abarca todo el sector sanitario, desde los cada vez más minúsculos audífonos (el 15% de la población mundial tiene algún nivel de pérdida auditiva) hasta el material necesario para realizar las nuevas terapias genéticas, pasando por la secuenciación genética”.

Inversión sostenible: clima, aspectos sociales y gobierno corporativo, en aumento

El mercado sostenible o de ESG está creciendo a ritmos más que sorprendentes. Desde las gestoras apuntan a que esto viene dado por un cambio en la mentalidad inversora, así como un entorno político y de negocio que favorece la inversión responsable. 

Themudo apunta que desde BalckRock consideran desde hace tiempo que el capitalismo de stakeholders ha ganado la batalla al capitalismo de accionistas, el que solo se limitaba a la creación de valor, debido a “la importancia que tienen la definición del propósito dentro de las empresas” algo que se ha visto acentuado ante la crisis de la Covid-19. 

“El propósito unifica a la compañía, los empleados y las comunidades. Impulsa la conducta ética y establece un control fundamental sobre las acciones que atentan contra los mejores intereses de los stakeholders”, asume. 

Para Gannatti, de Wisdom Tree, el mercado premia sin duda la importancia de estar atentos al medio ambiente. “Los gobiernos están enfatizando sus propios planes únicos con la idea de tratar de mitigar el riesgo de emisiones excesivas de carbono e incluso llegar a “cero” en el futuro. Con el inicio de la administración Biden, incluso Estados Unidos ha vuelto al juego”, señala y adjunta que “la diferencia clave hoy en día es que hay una mayor amplitud de información disponible sobre conceptos relacionados con ESG”. 

Y es que explica que en 2020, algunas áreas como la “energía limpia”, obtuvieron un rendimiento muy sólido y que “el mejor marketing para cualquier idea de inversión es también un año de rendimientos muy fuertes”, pero precisa que sería un error enfocarse solo en este concepto. “

Desde Fidelity apuntan a este cambio de conciencia del capitalismo con el claro ejemplo del cambio climático: “Nos afecta a todos, el inicio de sus terribles consecuencias ya lo sufren muchas regiones que suman miles de millones de habitantes y el resto sabe que tarde o temprano también se verán afectados en mayor o menos medida, y que va a ir a más de forma exponencial. Casi todo el mundo ya es consciente de que no hay un pleneta B”. 

En cuanto a oportunidades en este sentido, desde Wisdom Tree, consideran que “algunas de las estrategias que vemos en el universo temático serían la descarbonización, la movilidad sostenible, la producción de energía sostenible, el almacenamiento de esta o el manejo sostenible de los recursos”, dice.

Fidelity explica también que son numerosas las oportunidades y añade la gestión del agua, a la vez que indica que “todo lo relacionado con el cambio climático/gobierno corporativo/sociedad va a multiplicar su importancia” para adjuntar: “nuestros análisis han demostrado que las empresas que se tomaron en serio esta dimensión ESG lograron rentabilidades sustancialmente mayores en 2020. Lo cual es lógico, pues cuanto más hagan lo correcto las compañías, más capitales estables atraerán, lo que se traduce en mejores resultados para el negocio, los inversores y la sociedad”. 

Bergareche, hace hincapié en que la inversión sostenible no valora solo el éxito económico de una firma, sino también el cómo se logra ese éxito, aunque considera que la sostenibilidad no debe ser confundida con una megatendencia, porque va mucho más allá. “En Schroders los consideramos como una “tercera dimensión” de la inversión que viene asociada a una evolución necesaria de la industria de la gestión de activos”, precisa. 

“La pandemia de COVID-19 ha puesto el foco en el trato que las empresas ofrecen a su personal, y en cómo protegen a sus clientes y acompañan a sus proveedores en momentos de crisis”, explica y apunta que desde su gestora, consideran que es alentador ver los estímulos que han puesto en marcha los distintos Gobiernos para favorecer la recuperación económica. 

“Estamos viendo cómo muchos países emiten bonos verdes o sociales. Se trata de compromisos a largo plazo diseñados para afrontar problemas medioambientales, fomentar la creación de empleo e incrementar nuestra resiliencia ante crisis similares que puedan ocurrir en el futuro. Y, para los inversores que buscan cada vez más alinear las rentabilidades financieras con el impacto social y ambiental, los bonos verdes han sido tradicionalmente considerados como una forma atractiva de hacerlo.

Las nuevas tecnologías, un proceso imparable 

Difícilmente podemos hablar de megatendencias sin hacer referencia a las nuevas tecnologías que día a día forman ya parte de nuestra cotidianidad. Y es que los expertos coinciden en que la pandemia ha acelerado su uso

Carla Bergareche, que en estos meses de pandemia, “las empresas tecnológicas han desempeñado un importante papel en el impulso de la deflación de los precios de los bienes de consumo, promoviendo la innovación y reduciendo las barreras de entrada para las pequeñas empresas”, donde las empresas basadas en la nube han estado a la altura de este reto ya que antes de la pandemia invirtieron mucho en infraestructura digital escalable, en forma de plataformas de software y servidores informáticos. 

De hecho, Gannatti, de Wisdom Tree considera que a ‘tecnología de la nube’ como una megatendencia más amplia y eso sí, aunque explican que los beneficios y el crecimiento de la esta tecnología deberían seguir existiendo, no tendrá los grandes beneficios que ha cosechado en 2020 (con subidas de más del 100%), sino que se elevarán en cifras más razonables, de entorno al 20-30% durante los próximos cinco a diez años.

Ante este panorama, desde Schroders creen que es poco probable que sus clientes quieran formas menos cómodas de trabajar, vivir y jugar en el futuro. “Esto significa una necesidad acelerada de modernizar las redes de comunicaciones digitales que nos conectan con ellos. La infraestructura digital es una clase de activos que evoluciona rápidamente, pero que a menudo se pasa por alto, respaldada por flujos de ingresos resistentes. Creemos que tiene un papel esencial que desempeñar en la promoción del futuro crecimiento económico, ya que las ciudades que no invierten lo suficiente pueden perder competitividad a nivel mundial”, asumen. 

Fideliy asegura que la pandemia Covid-19 y el confinamiento no han hecho nada más que acelerar un proceso imparable. Y es que con la caída del PIB que ha generado toda la problemática, desde la gestora precisan que se han presentado varias oportunidades claras para los inversores. 

Una de ellas va ligad sin duda al cambio sustancial en la penetración de las tendencias estructurales en internet, incluso en la telemedicina. “Una mezcla del sector tecnológico con el sanitario: con todos los médicos de atención primaria realizando consultas telefónicas y las personas utilizando aplicaciones para consultas médicas, esta tendencia se acelerará y mejorará la eficiencia, incluso cuando la crisis haya terminado”, explican y añaden: “Del mismo modo, el uso de Netflix, Disney + y HBO Max ha aumentado enormemente y no está claro que su consumo vaya a descender, si bien es cierto que se ha estabilizado ya”. 

Por otro lado, la gestora hace referencia al teletrabajo, una tendencia en la que ve oportunidades y que cada vez será una práctica mucho más extendida. “Esto repercutirá en la superficie de oficinas que se necesita, la inversión en telecomunicaciones, la capacidad del transporte público y la inversión tecnológica en el domicilio (más ordenadores). También cabe mencionar las oficinas más dispersas y pequeñas en el extrarradio de las ciudades”. 

Además, nos lanzamos según Fidelity hacia una transición más rápida de sociedad sin dinero en efectivo. “Las empresas están adoptando los pagos electrónicos en muchos países debido a la inquietud que despierta tocar el dinero. Las transacciones sin efectivo son más baratas y fáciles de realizar, así que eso beneficiará a las empresas de pagos electrónicos”, comentan. 

Otras megatendencias donde los inversores pueden encontrar oportunidades 

Pero la salud, la sostenibilidad y las nuevas tecnologías no son los únicos aspectos a los que pueden referirse los inversores para encontrar oportunidades en estos años venideros. 

Chris Gannatti explica que una que les llama poderosamente la atención es la inversión en todo lo que tenga que ver con tecnologías de batería, algo que se va a ver fomentado en gran parte también por los gobiernos a la hora de incentivar los vehículos eléctricos. “El almacenamiento de energía, ya sea para vehículos, energía eólica, solar u otras cosas, será de suma importancia”, puntualiza el experto de Wisdom Tree. Desde la gestora, apuntan también a la tecnología financiera como otra área de potencial innovación.

Para BlackRock, hay una serie de tendencias fundamentales que van a tomar forma en los próximos 50 años, y que son el cambio climático, la rápida urbanización, el poder económico cambiante, el cambio social y demográfico y por supuesto, los cambios tecnológicos disruptivos, que afectarían también a los cuatro anteriores. 

Bergareche, de Schroders explica por su parte que tras la Covid-19 y el momento que vivimos, hay una serie de tendencias innegables tales como la innovación sanitaria, la disrupción, las ciudades globales del futuro y la transición energética, para la que dice harán falta 120 billones en inversión de energías renovables para lograr los objetivos de lucha contra el cambio climático de 2050.

En lo relativo a la disrupción, la experta señala: “Una poderosa convergencia de tecnologías como la inteligencia artificial, la computación cuántica y el Internet de las cosas impulsará innovaciones disruptivas en la tecnología financiera, las comunicaciones y muchas otras industrias durante esta crisis. Pero, lo más importante es que permanecerán una vez esta crisis se haya resuelto”

Así, y aunque desde Fidelity explican que las megatendencias varían y en ocasiones no están demasiado claras, lo que sí que explican son ciertas sub-megatendencias por las que apostar, como por ejemplo la conectividad, una rama de “la tecnología que ha desempeñado un papel absolutamente vital para mantener en funcionamiento algunas áreas de la economía durante la crisis del COVID-19”. 

“El virus ha provocado un cambio sustancial en las tendencias estructurales que ya hemos comentado. Esta pandemia, junto con el inminente despliegue de las redes 5G (20 veces más rápidas, 20 veces más baratas y con 10 veces más capacidad), debería marcar un antes y un después para la digitalización de las empresas en diferentes industrias. Aunque sectores como el ocio digital podrían reducir ligeramente su actividad frente a los niveles actuales cuando controlemos la pandemia al 100%, otros, como el comercio electrónico, la formación en línea y las conferencias en vídeo, deberían mantenerla. Los datos confirman que en muchos casos el obstáculo nunca fue el consumidor sino el propio proveedor del servicio, ya sea el comercio tradicional o la preferencia por las reuniones en persona”, insisten desde la gestora. 

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