Una de las consecuencias de la pandemia del coronavirus y de las medidas económicas que se han tomado para atajar su incidencia tiene su claro reflejo en el mercado de deuda corporativa estadounidense. El número de empresas que no han podido atender al pago de su deuda se ha multiplicado por tres este año hasta […]
DeudaUna de las consecuencias de la pandemia del coronavirus y de las medidas económicas que se han tomado para atajar su incidencia tiene su claro reflejo en el mercado de deuda corporativa estadounidense. El número de empresas que no han podido atender al pago de su deuda se ha multiplicado por tres este año hasta cotas del 6,2% y, según Shannon Ward, gestora de renta fija de Capital Group, “seguirá subiendo hasta el próximo año. No me sorprendería que alcanzara niveles cercanos al 10%”.
Una previsión que supone un problema para los gestores activos de renta fija de alto rendimiento, que tienen que conseguir evitar los impagos. “Los cierres ocasionados por la COVID-19 han vapuleado a las compañías, hasta el punto de que estas han tenido que asumir nueva deuda, endeudarse con sus líneas de crédito renovable o aprovechar los programas de ayuda del Gobierno. Pero cuanto más se prolongue la pandemia, más probabilidades habrá de agotar estos fondos de liquidez y verse obligados a negociar un acuerdo con prestamistas o a declararse en quiebra”, explica.
Sectores vulnerables
A nadie le sorprende que los impagos e incluso quiebras que se han registrado hasta ahora vengan de la mano de empresas a las que la pandemia ha golpeado de pleno, caso de minoristas como GNC y J.C. Penney. También de compañías energéticas, que se han enfrentado a precios del petróleo persistentemente bajos, como Chesapeake Energy. Ward cree que “como reacción en cadena, es posible que las compañías inmobiliarias comerciales que poseen centros comerciales también afronten dificultades puesto que dependen de los pagos de alquiler de los minoristas para saldar sus propias deudas”. Además, destaca que los problemas de muchas de estas empresas se han “cocinado a fuego lento”, al endeudarse profundamente en los últimos años.
¿Oportunidades en el mercado de alto rendimiento?
La experta de Capital Group señala que la firma está invirtiendo ahora en compañías con calificación BB, dado que este mercado “ha crecido hasta rozar el 55% del mercado de alto rendimiento a 31 de julio”. En concreto, se fijan en nuevas emisiones de alto rendimiento hasta un 48% mayores en comparación con el pasado año.
Reconoce que durante el colapso del mercado en los meses de marzo y abril “ hubo numerosas oportunidades en los emisores de alto rendimiento con mayor calificación y los llamados “ángeles caídos”, pero la mayoría de estos bonos de mayor calidad se han recuperado hasta niveles previos a la crisis”.
Junto a ello, asegura encontrar oportunidades en los tramos inferiores del espectro de calificaciones de alto rendimiento. “Muchas de estas compañías podrán sobreponerse a la pandemia, pero un gran número de inversores no tienen el tiempo, la experiencia o la flexibilidad necesarias para invertir en esta área”, explica. Sin embargo, aconseja prudencia y recuerda la importancia de realizar un análisis por compañía y por valor.