El pasado domingo, 28 de octubre, se celebró en Brasil la segunda vuelta de las elecciones presidenciales entre Jair Bolsonaro y Fernando Haddad. Bolsonaro, del PLS derrotó con un 55,1% a su rival socialista Haddad. En el terreno político esta noticia es digna de mención porque tras más de dieciocho años de predominio socialista en Brasil con el Partido de los Trabajadores gobernando ininterrumpidamente desde 2002, un candidato de la derecha tomaba el control del país por primera vez en lo que va de siglo.

Jair Bolsonaro en el terreno económico ha afirmado que apostará por el libre mercado, las reformas fiscales para reducir impuestos, las privatizaciones de varias compañías y por aumentar la libertad económica de los brasileños. Aunque, del dicho al hecho hay un trecho, ya que Mauricio Macri tenía un perfil similar cuando llegó a la presidencia de Argentina y finalmente no emprendió ninguna de las grandes reformas prometidas.

Por el momento es solo una sensación, pero los inversores ven con buenos ojos la victoria de Bolsonaro y la privatización que el presidente quiere llevar a cabo. Concretamente, la venta de compañías nacionales puede suponer para Brasil unos ingresos de 180.000 millones de dólares y una gran oportunidad para inversores. Carlos Sequeira, managing director partner del banco brasileño de inversiones BTG Pactual en su sede en Nueva York, aseguró recientemente que con Bolsonaro la bolsa brasileña puede crecer hasta un 25%.

¿Cómo han reaccionado los mercados?

En el caso del Ibex 35, el Banco Santander y Telefónica tienen un 25,34% y un 21,33% de negocio en Brasil. Por tanto, para estos dos valores las elecciones de este domingo podían ser claves. La respuesta está siendo rotunda Santander está subiendo un 2,26%, su mayor subida en la última semana y Telefónica crece un 1,88%. Por su parte, el Bovespa ha crecido un 6% en el último mes desde que Bolsonaro se posicionase como claro favorito a ocupar el cargo de presidente del país.

Los activos de riesgo brasileños como las acciones han disfrutado de un fuerte repunte en los últimos dos meses, ya que el mercado se ha sentido claramente más cómodo con una victoria de Bolsonaro que con las perspectivas de la vuelta al poder del PT, algo comprensible dados los acontecimientos que llevaron a la destitución de la presidenta Dilma Roussef, la excesiva relajación fiscal y el gran escándalo de corrupción de Lava Jato.

Paul Greer, gestor de fondos de mercados emergentes de Fidelity, se muestra más cauto. “A medio plazo somos bajistas con los fundamentos brasileños y seguimos preocupados por la trayectoria de los balances fiscales del país. No creemos en la posibilidad de una reforma fiscal significativa especialmente en las pensiones, la seguridad social y los impuestos”, asegura. “Esperamos que Brasil mantenga un crecimiento inferior al de su potencial y que la inflación aumente en 2019, lo que hará que el banco central aumente los tipos de interés”, concluye.